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El concurso para diseñar una sede corporativa planteaba el desafío de encajar un programa ambicioso en un solar de esquina complejo, situado en Marín, Pontevedra.

La ordenanza de Planeamiento fue reinterpretada para proponer un atrio de acceso desde la calle en vez de un patio interior para separar los edificios colindantes. Este planteamiento dio lugar a un espacio público para exposiciones en la planta baja y un punto focal para la vida de las oficinas.
La galería de planta baja actúa como el hall de entrada en una sala de conferencias y un museo, y se eleva suavemente hacia una cafetería que fomenta la interacción social. El atrio alberga una escalera que une todos los niveles y que permite al visitante asimilar el edificio de una manera que no es posible en una oficina convencional. El atrio proporciona luz natural en la zona más oscura de la planta abierta, estimula la interacción entre niveles y crea un efecto de chimenea a través de su techo de cristal que favorece la ventilación cruzada.

Las cuatro plantas de la empresa están unidas por pasarelas aéreas al núcleo de ascensores, que a su vez aprovecha un borde triangular del solar. En el quinto nivel, un jardín en la azotea mejora el aislamiento, recoge agua de lluvia para su reciclaje y ofrece un espacio de ocio al personal. La malla de distribución de la oficina (1,5 m) está totalmente integrada con la estructura y las instalaciones para lograr la máxima flexibilidad y eficiencia, y las fachadas se modulan para responder a su carga solar, disponiéndose la fachada principal hacia el Norte y las vistas al mar.

El diseño tiene como objetivo la creación de un lugar de trabajo plenamente democrático e integrado y el proyecto demuestra que la arquitectura puede nacer a partir de un programa comercial mediante la aplicación de ingenio e imaginación.

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